Jorge Teillier


nació en Lautaro, el día en que murió Gardel, el 24 de junio de 1935, y murió el 22 de abril, Día Mundial de la Tierra, de 1996.


Selección de Carmen Avendaño 

En la secreta casa de la noche

Cuando ella y yo nos ocultamos
en la secreta casa de la noche
a la hora en que los pescadores furtivos
reparan sus redes tras los matorrales,
aunque todas las estrellas cayeran
yo no tendría ningún deseo que pedirles.

Y no importa que el viento olvide mi nombre
y pase dando gritos burlones
como un campesino ebrio que vuelve de la feria,
porque ella y yo estamos ocultos
en la secreta casa de la noche.

Ella pasea por mi cuarto
como la sombra desnuda
de los manzanos en el muro
y su cuerpo se enciende como un árbol de pascua
para una fiesta de ángeles perdidos.

El temporal del último tren
pasa remeciendo las casas de madera.
Las madres cierran todas las puertas
y los pescadores furtivos van a repletar sus redes
mientras ella y yo nos ocultamos
en la secreta casa de la noche.


Poemas del país de nunca jamás, 1963

XX

Quedé solo en medio de un bosque.
El bosque ya no me reconocía.
Hermanos y amigos partieron
hacia los cuatro brazos del horizonte.
En la lejanía encendían fogatas en círculos de piedra.
Me senté junto a una hoguera a punto de extinguirse
sin poder recordar
cuales eran las piedras de donde nacía el fuego,
esas piedras que me enseñaron a frotar
una mañana de caza.
El bosque se estremece soñando
con los grandes animales que lo recorrían.
El bosque cierra sus párpados
y me encierra. 

Crónica del forastero, 1968


Bajo el cielo nacido tras la lluvia

Bajo el cielo nacido tras la lluvia
escucho un leve deslizarse de remos en el agua,
mientras pienso que la felicidad
no es sino un leve deslizarse de remos en el agua.
O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco,
esa luz que aparece y desaparece,
en el oscuro oleaje de los años
lentos como una cena tras un entierro.

O la luz de una casa hallada tras la colina
cuando ya creíamos que no quedaba sino andar y andar.

O el espacio del silencio
entre mi voz y la voz de alguien
revelándome el verdadero nombre de las cosas
con sólo nombrarlas: “álamos”, “tejados”.
La distancia entre el tintineo del cencerro
en el cuello de la oveja al amanecer
y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta.
El espacio entre el grito del ave herida en el pantano,
y las alas plegadas de una mariposa
sobre la cumbre de una loma barrida por el viento.

Eso fue la felicidad:
dibujar en la escarcha figuras sin sentido
sabiendo que no durarían nada,
cortar una rama de pino
para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda,
atrapar una plumilla de cardo
para detener la huída de toda una estación.

Así era la felicidad:
breve como el sueño del aromo derribado,
o el baile de la solterona loca sobre el espejo roto.
Pero no importa que los días felices sean breves
como el viaje de la estrella desprendida del cielo,
pues siempre podremos reunir sus recuerdos,
así como el niño castigado en el patio
encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos.
Pues siempre podremos estar en un día que no es ni ayer ni mañana,
mirando el cielo nacido tras la lluvia
y escuchando a lo lejos
un leve deslizarse de remos en el agua.
Melusina

Infiel como el ala de los pájaros infieles,
Tu siempre serás mía:
Los eucaliptos sangraban,
Un caballo ciego fue a agonizar entre los rieles
Porque no quería ver el fin de nuestro amor
Mientras se marchitaban los dedales de oro sembrados por un loco,
Tú siempre serás mía,
Infiel como el ala de los pájaros infieles.

Para un pueblo fantasma, 1978


tras releer a Li Tai Po

a Jaime Valdivieso


Cornejas en Temixco. Y un cuervo blanco
en mi bolsillo. Cornejas chillan en Temixco.
Fue hace tres años. Y ahora cuento
que alguien me ha traído a Miguel Claro
un aroma de copal y Día de Muertos en Pátzcuaro
y campesinos velando a medianoche
bajo la llovida tumba de los antepasados
conversé bajo el níspero cuyas hojas
embriagan dulcemente
el añejo sol del paso del invierno.

Me gustaría atrapar un cuervo blanco
y recordar los pasos de los caballo de Hernán Cortés
frente al puente de tu casa.
Me gustaría ver el rostro de esas muchachas rubias
como hojas reaparecidas en la hiedra del viejo Pedagógico,
y nuestras caminatas por los senderos del Ñielol
y el Puente de los Mellizos.

“Pero no quiero cubrirme de plumas
ni que mis ojos se tornen cuadrados”.

Mi castigo es no querer sobrevivir la inmortalidad.

El molino y la higuera, 1993



Viendo Casablanca donde Lorenzo Peirano

Rick el ¨Boss¨
no recuerda en dónde estuvo anoche
y yo tampoco.
Lorenzo Jr. me pide que en vez de escribir
me coma los papeles en blanco.
(Debo llamar por teléfono
pero no me acuerdo del número de ningún teléfono).
Hoy día murió Modugno
“Ciao, ciao bambina, non ti scordare/ vorrei trovare parole nuove/
ma piove, piove sul nostro amor”.
“Bueno, uno entre y otro sale”.
“El mundo siempre acoge a los amantes”
Eso escuchaba decir Ingrid a Boggie.
“Todo se derrumba y nos enamoraremos”.
“el país está lleno de traidores que buscan un líder”.

Siempre tenemos que hacer algo
mejor de lo que en verdad tenemos que hacer.
Estamos en un mundo
donde siempre podemos ser detenidos por sospecha.
Los alemanes han perdido todas las guerras que iniciaron
y también sus discípulos
a pesar de que imiten su paso de ganso en parques con olor a chicha y a fritanga.

¿Cómo habla un Boss?
¿Habrá ñoquis hechos en casa?
¿Por qué Miguel Antonio no quiere salir del corral?
¿Hablaremos del pazzo Campana
o de la bella suicida Antonia Pozzi?
De ellos nos traerá noticias
el armado Padrino Volpe.

Hasta luego, hasta luego.
Voy a juntarme con Montale y Dora Markus
en la Casa de los Aduaneros.

“Toca otra vez Sam”.
Tal vez todo no es más que una simple melodía
y nadie debiera recordarme.
“Toca otra vez Sam”.

Molino del Ingenio, diciembre 4/95

En el mudo corazón del bosque, 1997


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